Anecdotario juvenil. Mi experiencia COVID-19 Parte II

Edgar, Karen y José Emilio, se enlazan en un solo pensamiento sobre esta época de distanciamiento social: la reflexión sobre la vida misma y las acciones personales.

“Una de las experiencias que me queda es que siempre le digas a tus seres queridos cuánto los quieres, dar un abrazo, comprender, ser una mejor persona cada día con ellos, ayudarlos con lo que necesiten, dar amor y cariño, pero sobre todo respetarlos”, es la respuesta a la pérdida que Karen Itzel Morales vivió junto a su familia, al ser su abuelito paterno víctima del coronavirus.

La estudiante de la Universidad Juárez Autónoma de Tabasco, platica en su narración, que lo más difícil sin duda fue el no poder despedirse a como se acostumbra, “fue algo muy triste para mi familia”, asegura al momento de afirmar que redoblan la seguridad en su casa, para cuidar la salud de su abuelita que vive con ellos, ya que los adultos mayores son los más vulnerables al virus.  

“Lo que empezó siendo una cuarentena sin perspectiva, terminó haciendo un cambio radical en mí, motivándome a ser mejor, un mejor hijo, un mejor amigo, un mejor alumno, una mejor persona”, comparte Edgar Hernández Domínguez, quien después de tener una conversación con su abuelita, lo llevó a cuestionarse: ¿qué estoy haciendo?

Hace más de 77 días, de acuerdo a las cuentas que Edgar lleva desde que anunciaron la suspensión de clases en la UJAT, su itinerario de actividades en casa fue evolucionando, y pasaron del aburrimiento en la cama mirando solo el techo, a auto aprender y mejorar la técnica de fotografía a través de videos tutoriales en las redes, “y me siento orgulloso de decir que por fin lo pude lograr, al menos hasta este punto siento que ya hice algo productivo y seguiré haciendo lo que pueda para mejorar, no solo en fotografía, sino en todo”.

José Emilio Maldonado Zepeda, estudiante de la Licenciatura en Comunicación, admite haber sentido alegría porque no tendrían clases en quién sabe cuánto tiempo, “eso fue algo muy ignorante de mi parte, ya que, como muchos al principio, no pude ver la gravedad del asunto hasta un poco después, conforme veía las noticias y oía de casos cercanos”.

Los primeros días de cuarentena, fueron tranquilos para José Emilio, estar en casa todo el día, jugar en el teléfono, platicar con sus amigos por WhatsApp, ver series, pero esa rutina también lo llegó a cansar y ahora añora sus días activos fuera de casa, donde ir a la Universidad o a trabajar, estar en movimiento hacían su vida más productiva. “El dicho de que uno no sabe lo que tiene hasta que lo pierde, está siendo aplicado a lo que estamos viviendo con esta pandemia”, reflexionó.

Los tres jóvenes universitarios, concluyen en que están atravesando una experiencia de vida que, sin duda, les ha cambiado la visión de su pasado, su presente y lo que desean para su futuro, en todos los ámbitos.