Anecdotario juvenil. Mi experiencia COVID-19 Parte III

Existen personas que al COVID-19 lo asimilan como el motivo de estar alejados de los seres que más quieren, otros lo ven como un aliado para influir en el pensamiento de la raza humana y cambiarla hacia una vida sustentable, y hay quienes piensan que el Coronavirus vino a poner a prueba los conocimientos a los cuales son capaces de acceder.
 
Antonio Méndez Bourregard, ha creado tres capítulos de su experiencia ante esta pandemia, y en los tres reflexiona que el mayor virus es la misma humanidad, quienes con sus acciones han destruido lentamente al mundo y sus ecosistemas, “vivimos en una época sin precedentes, lo aceptemos o no, el COVID-19 va a marcar un antes y un después en nuestras vidas, porque si bien este virus ha perjudicado a la humanidad, ha beneficiado en mayor medida al planeta”.

El estudiante de la Licenciatura en Comunicación explica que, desde el 20 de marzo que inició su cuarentena, solo ha salido en cuatro ocasiones de casa, pero el tiempo recluido le ha permitido mantener contacto con sus amigos, y de los cuales lee el mismo sentimiento de hartazgo “quieren salir, dicen extrañar y valorar más esas pequeñas cosas que podían hacer antes, cosas como ir en trasporte público, caminar por la escuela, o simplemente reunirse sin ningún fin en específico”, expresa. 

Para Aldo Edsel García Pascual, usar las herramientas tecnológicas en su formación académica fue una experiencia nueva que vivió en esta época de distanciamiento, “nunca había utilizado la plataforma virtual para tener clases, la comunicación a distancia que tenemos con los maestros ha sido constante, aunque nos dejan más tarea que antes, pero es parte de la vida del universitario”, comparte el estudiante de la UJAT. 

Además de fortalecer la relación con su papá, Aldo confía en que cuando el confinamiento termine, la perspectiva hacia la vida será muy diferente y las personas valorarán las cosas más simples.

La dupla de noviazgo y distanciamiento no se dan muy bien, es lo que expresa Miguel Ángel Santiago Ramón, por lo que, a días de haber iniciado la cuarentena, el estudiante de la División Académica de Educación y Artes decidió visitar a su novia, “el viernes 27 de marzo fui a verla, en realidad la extrañaba”, platica al momento de reconocer lo poco responsable de salir de casa, en medio de una crisis sanitaria.

Además de extrañar a su reciente novia, Miguel Ángel añora compartir momentos con sus abuelos, “la comida de mi mami Carmita es exquisita, su arroz es delicioso y sus guisos irremplazables”, externa.

“Días antes del 20 de abril ya habían dado a conocer que la cuarentena se alargaría hasta el 30 de mayo, no podía creerlo, no soportaría mucho más tiempo encerrado, y no es porque me aburra o no disfrute estar en mi casa, es simplemente que yo me siento vivo al caminar por la calle y saludar a los demás, viendo miles de historias diferentes en un solo día”, concluye.