En cenotes de Yucatán Investigadora de la UJAT explora microorganismos halotolerantes con alto potencial antimicrobiano y útiles en la biorremediación

Los microrganismos que albergan lugares con condiciones extremas de salinidad, osmolaridad, temperaturas y pH, como los cenotes de Yucatán, suelen ser centro de atención en la búsqueda de metabolitos con aplicaciones biotecnológicas para corregir sitios contaminados por hidrocarburos, que afectan a los ecosistemas y a las cadenas tróficas.

En este sentido, al desarrollar el trabajo de investigación denominado “Biosíntesis de lipopéptidos bioactivos de bacterias halotolerantes bajo condiciones de cultivo planctónicos y sésiles”, la profesora e investigadora de la UJAT, Susana del Carmen de la Rosa García, dio a conocer que, al explorar dos cenotes con bajo impacto antropogénico, se obtuvieron 170 bacterias de las cuales 80 son prometedoras por su alta actividad y antimicrobiana y por producir emulsificante estable bajo condiciones de salinidad.

Explicó que los cenotes son resultado de la filtración del agua de lluvia sobre material calcáreo que se deposita sobre zonas de agua de mar, que forman zonas que se llaman haloclinas que son ambientes únicos en donde otros investigadores han encontrado que muchos de los organismos que están presentes en los cenotes, tienen ancestros marinos, lo que hace de estos sitios un lugar interesante en la búsqueda de nuevos metabolitos responsables de actividad antimicrobiana.

“Cuando vimos todos estos resultados tan buenos, empezamos a tratar de discernir cual era la naturaleza de estos compuestos que eran capaz de inhibir a otros microorganismos y vimos que uno de los compuestos que se estaba produciendo son los biosurfactantes, que son moléculas que tienen una parte hidrofílica y una parte hidrofóbica y por eso pueden penetrar muy bien a las membranas celulares y romper a las bacterias evitando de esta manera que se puedan replicar”, indicó.

Pero también, agregó, “pueden romper la tensión superficial entre el agua y el aceite lo que permite una emulsificación, dispersión y degradación de compuestos poco solubles como pueden ser los hidrocarburos”.

La profesora e investigadora adscrita a la División Académica de Ciencias Biológicas y al cuerpo Académico “Aprovechamiento de recursos acuáticos”, consideró que estas bacterias que producen biosurfactantes, son muy prometedoras.

“Cuando se andan buscando biosurfactantes generalmente se usan sitios que están contaminados, porque lógicamente ahí van a haber microorganismos que se han adaptado y que por lo tanto son capaces de usar ese recurso que es el hidrocarburo, sin embargo, la diversidad de microorganismos que están ahí es mucho menor, por lo tanto, es importante buscar en sitios poco explorados como los cenotes”.

Aseguró que a pesar de tantos cenotes que se encuentran en la península de Yucatán, no se ha explorado todo ese potencial biotecnológico y aplicativo que pueden tener.

La Maestra en Ciencias en Microbiología por la Benemérita Universidad de Puebla y Doctora en Biotecnología de Plantas en el Centro de Investigación Científica de Yucatán, detalló que el interés de este proyecto que cuenta con financiamiento del Conacyt, es producir lipopéptidos bioactivos.

Esta producción, dijo, se realiza en un entorno de bacterias que son halotolerantes en dos condiciones, la condición de matraz que son las condiciones típicas y las condiciones sésiles, recreando un ambiente similar a lo que puede suceder en la formación de una biopelícula, de esta manera al estar llevándolo a una condición de biopelícula, es probable que estos produzcan una diversidad de lipopéptidos diferentes a lo que ya está publicado en la literatura científica y bueno a eso le estamos apostando, a tener una biosíntesis de lipopéptidos diferentes.